Vierne5: La líder conservadora Liz Truss, acaba de imponer un record: es la Primera
Ministra inglesa que menos tiempos ha durado en el cargo, tras su dimisión
este jueves ante el rey Carlos III, producto de incontables presiones.
Truss dijo que lamentaba no haber podido cumplir con las responsabilidades
que tuvo que asumir esa compleja responsabilidad, producto en buena parte
de la difícil situación que atraviesa Europa por la guerra en Ucrania.
La primera ministra anunció que también dimitirá como líder del Partido
Conservador y que dejará la jefatura del gobierno aproximadamente en una
semana, cuando se elija a su sucesor en una elección interna .
«Reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que
fui elegida por el Partido Conservador. He hablado con su majestad el rey para
decirle que renuncio como líder del Partido Conservador», dijo en un breve
mensaje a las puertas de su residencia en el 10 de Downing Street, Londres.
Truss explicó que se reunió con el presidente del Comité 1922 -que agrupa a
los diputados «tories» sin cartera-, Graham Brady, y ambos convinieron en que
la elección interna para nombrar a un sucesor se celebre «la semana próxima».
Hasta entonces, la primera ministra continuará en funciones, según dijo.
Truss abrió su declaración con una referencia al “momento de gran
inestabilidad económica e internacional” en la que llegó al cargo, que asumió el
pasado 6 de septiembre tras vencer en unas primarias de su partido.
«Hemos ofrecido resultados en las facturas energéticas y rebajando la
cotización social. Hemos planteado una visión para economía de baja fiscalidad
y alto crecimiento que aprovecharía las libertades del Brexit», consideró Truss,
antes de reconocer que en la actual situación no podrá cumplir sus objetivos.
En las últimas horas, el número de diputados conservadores que pedían su
dimisión se había disparado, lo que hacía prácticamente insostenible su
continuidad al frente del Ejecutivo.
Truss se hallaba en la cuerda floja desde que. el pasado 23 de septiembre, la
presentación de su plan fiscal, con una masiva bajada de impuestos, había
sembrado el caos en los mercados y despertado la desconfianza en la
economía británica.