Su Santidad el Papa Francisco intervino por enésima vez ante líderes del mundo, y en este caso con dirigentes franceses, en defensa de la vida, condenando por un lado el abortos y por el otro la eutanasia, que ha encontrado en médicos disposición de hacerla efectiva.
Esto sucede mientras en Francia se produce un agudo debate sobre el final de la vida, que no abarca solo a los que tuenen edad avanzada, sino a aquellos que están por nacer.
“Los médicos por su naturaleza tienen la vocación de proporcionar cuidados y alivio, ya que no siempre pueden curar, pero no podemos pedirles que maten a sus pacientes», expresó el Papa tres días antes de reunirse con el presidente francés Emmanuel Macron.
«Si matamos con justificaciones, acabaremos matando cada vez más”, sentenció el líder del Vaticano. «Me atrevo a esperar que en temas tan esenciales el debate pueda realizarse con la verdad para acompañar la vida hasta su fin natural y no dejarnos atrapar por esta cultura del descarte que hay en todas partes».
En Francia, una convención ciudadana sobre el tema del final de la vida iniciará sus trabajos en diciembre para orientar al gobierno sobre un eventual cambio de ley.
La eutanasia no está actualmente autorizada en Francia. El país europeo instauró en 2005 un derecho a «dejar morir», que favorece los cuidados paliativos, y luego autorizó en 2016 la «sedación profunda y continua hasta el fallecimiento». El Vaticano considera la eutanasia como un «crimen contra la vida» y el suicidio asistido como un «grave pecado», que impide a las personas recibir los sacramentos.