Vierne5. / La voz Del Lector.
El dictador envía recaditos a la Casa Blanca, pero Trump sigue firme en su estrategia de presión

Maduro no haya qué inventar para llamar la atención de Donald Trump. Su desesperación es evidente: quiere que la Casa Blanca le dé un respiro, que recule en las decisiones que han golpeado a su régimen, al igual que lo hizo con los aranceles de México.
En un intento desesperado de seducción política, el dictador venezolano ahora manda mensajes entre líneas, disfrazados de promesas y “gestos de buena voluntad”. Quiere que Trump lo vea como un aliado confiable, alguien en quien puede apoyarse para cumplir sus promesas electorales.
Pero no nos engañemos: Maduro no ha cambiado, sigue siendo el mismo cínico que en el pasado vociferaba insultos contra EE.UU. mientras estiraba la mano bajo la mesa para negociar petróleo y oxígeno político.
Maduro le dice a Trump lo que quiere escuchar
El régimen de Maduro ha desplegado una estrategia de sumisión disfrazada de cooperación. Ya no grita “Yanquis go home”, sino que se muestra como un “colaborador” dispuesto a servir los intereses de Washington.
📌 Maduro dice que quiere traer de vuelta a todos los migrantes venezolanos:
Traducción: «Donald, yo te ayudo a cumplir tu promesa de deportaciones masivas».
Maduro sabe que Trump ha hecho del tema migratorio una bandera de su campaña, y ahora quiere mostrarse como un socio útil en esa causa.
📌 Dice que tiene un compromiso que desea cumplir:
Traducción: «Créeme, Donald, yo sí te cumplo».
Maduro quiere proyectar la imagen de un líder confiable, como si en el pasado no hubiera incumplido sistemáticamente todos los acuerdos que ha firmado.
📌 Asegura que tiene aviones listos para traer a los migrantes sin costo para EE.UU.:
Traducción: «Te ofrezco el servicio gratis».
En su desespero, Maduro le deja claro a Trump que no tendrá que gastar ni un centavo para sacar a los venezolanos indocumentados de EE.UU..
📌 Quiere retomar las conversaciones con la Casa Blanca:
Traducción: «Dime dónde y cuándo, que yo me siento a negociar lo que haga falta».
Después de la humillación que supuso el fin de la licencia de Chevron y la presión creciente sobre su régimen, Maduro está dispuesto a cualquier cosa con tal de recibir otra picada de ojo desde Washington.
¿Maduro colaborador? ¡A otro perro con ese hueso!
Si algo ha dejado claro el chavismo a lo largo de los años es que su palabra no vale nada. Cada acuerdo firmado, cada negociación con EE.UU. o con la comunidad internacional ha sido incumplida o manipulada a conveniencia.
El problema de Maduro es que Trump ya lo conoce. Sabe que es un farsante, que juega a doble banda y que busca ganar tiempo para mantenerse en el poder.
Maduro no es ningún aliado confiable, y la Casa Blanca lo tiene claro. Mientras el dictador venezolano envía señales de sumisión, en Washington se afianza la política de máxima presión.
La reciente decisión de poner fin a la licencia de Chevron y exigir la salida de más empresas estadounidenses de Venezuela es una señal contundente de que Trump no está comprando el “nuevo” discurso conciliador de Maduro.
“Viví con él”
En Venezuela hay un dicho que resume a la perfección lo que está pasando: “Viví con él”, o el más popular “quien no lo conozca, que lo compre”.
Maduro no es un negociador de buena fe, es un sobreviviente político que solo busca una tregua para mantenerse en el poder.
Sus recaditos seductores a la Casa Blanca son tan falsos como sus elecciones fraudulentas.
La pregunta es: ¿Trump le dará la oportunidad de seguir engañando o se mantendrá firme en su estrategia de presión?
Por ahora, el mensaje de Washington ha sido claro: las concesiones se acabaron, y el régimen de Maduro tendrá que enfrentar las consecuencias de sus propias trampas.
Vierne5. / La Voz Del Lector