Vierne5. / Editorial.
El régimen intenta salvar su imagen, pero el rechazo del Brics expone su aislamiento y la necesidad urgente de financiamiento.

Una vez más, el régimen de Nicolás Maduro se encuentra en aprietos diplomáticos, y esta vez el escenario ha sido el Brics, un grupo de poder que no parece tener intención de abrirle sus puertas. Tras la humillación recibida en la cumbre de Kazán, Maduro intenta disfrazar el fracaso de su gira y, en un gesto que roza lo absurdo, ha decidido culpar a un funcionario menor por los resultados desfavorables.
Según su versión, este subalterno habría “enredado” los planes de su supuesta exitosa gira, y por ello no logró un asiento en el Brics. Si tal versión fuera cierta, estaríamos ante una situación más alarmante de lo que parece: un régimen incapaz de gestionar su propia diplomacia sin errores básicos. Sin embargo, sabemos bien que esa es solo otra caribeada, una excusa para desviar la atención.
La realidad es que la decisión de no admitir a Maduro en el Brics fue respaldada directamente por Lula, el jefe de la diplomacia brasileña, quien habló con Putin antes de la cumbre. Si bien Rusia y China juegan sus propias cartas en este tablero de poder, está claro que China, el más poderoso de los miembros del grupo, no ve a Venezuela como una prioridad. Para China, el foco está en los mercados mundiales, no en los problemas internos del régimen de Maduro. Rusia, por su parte, tiene un interés más geopolítico en mantener a Maduro como aliado, pero no al punto de imponerlo en el Brics.
Ante este revés, Maduro recurre a las artimañas de siempre, haciendo lo posible por lavar su imagen y justificarse ante su círculo de poder. Sin embargo, el verdadero trasfondo es claro: Maduro necesita desesperadamente recursos frescos y cree que el banco del Brics podría ser su salvación financiera. La cumbre de Kazán, que él pretendía como una oportunidad para acceder a financiamiento internacional sin las restricciones de Occidente, se convirtió en una bofetada diplomática. Sin un “Amoroso” que le allane el camino, como aquel que proclamó su supuesta victoria en el 28-J con una servilleta en mano, Maduro se ve forzado a lidiar con una comunidad internacional que cada vez lo aísla más.
China, el miembro más fuerte del Brics, ha dejado claro que sus intereses están en la expansión económica y en consolidarse en mercados estratégicos. Para los líderes chinos, Venezuela representa más un riesgo que una oportunidad. Lula, por su parte, ha reafirmado que el Brics no es un club de refugio para regímenes autoritarios y que la admisión de Venezuela afectaría su propia imagen. El único que parece dispuesto a darle a Maduro algún margen de maniobra es Putin, en su afán de ganar aliados en su disputa con Estados Unidos. Sin embargo, esto no fue suficiente para que el veto se levantara, y el régimen venezolano se queda una vez más sin acceso a los recursos que tanto anhela.
Desde Vierne5, vemos este rechazo en el Brics como una señal de que el régimen de Maduro no solo enfrenta la presión interna del pueblo venezolano, que clamó por cambio el 28-J, sino que también sufre el desprecio de la comunidad internacional. A pesar de sus esfuerzos por sostenerse en el poder mediante pactos y alianzas a la medida, queda claro que ni siquiera sus aliados están dispuestos a respaldarlo sin condiciones. Maduro y su régimen siguen a la deriva, incapaces de encontrar el apoyo financiero que tanto necesitan para mantenerse a flote.
El intento de Maduro por entrar en el Brics ha sido un fracaso rotundo, y ni las excusas ni los funcionarios de bajo nivel pueden ocultarlo. En un escenario internacional cada vez más hostil, donde las potencias no quieren cargar con su lastre, Maduro tendrá que enfrentar las consecuencias de su aislamiento. Sin Amoroso ni salvadores diplomáticos, el régimen está más solo que nunca, mientras el pueblo venezolano sigue esperando un cambio real.
La historia juzgará este momento, y mientras tanto, nosotros en Vierne5 estaremos aquí para contar la verdad.
Vierne5. / Editorial.
Victor Julio Escalona
Editor