Vierne5./ Editorial.
Vierne5: Solidaridad con los Guanipa y los más de mil ochocientos presos políticos en Venezuela, víctimas de un régimen que se desmorona a golpes de represión
La detención injusta y violenta de Pedro Guanipa, hermano de los líderes opositores Tomás y Juan Pablo Guanipa, es un nuevo episodio de la escalada represiva de Nicolás Maduro, quien ha decidido aferrarse al poder mediante el terror y la persecución. Esta no es solo una agresión contra un individuo, sino una advertencia brutal a todos los demócratas venezolanos que siguen exigiendo que se respete el resultado de las urnas del 28-J, en las que fue derrotado de manera inapelable.
Junto a Pedro Guanipa, más de mil ochocientos venezolanos permanecen tras las rejas, injustamente privados de su libertad. Esta lista abarca desde dirigentes políticos hasta activistas sociales que, como Rocío San Miguel, Perkins Rocha, Dignorah Hernández, Henry Alviárez, Roland Carreño y Javier Tarazona, han sido víctimas de una venganza sistemática y criminal. Cada detención es una muestra de la desesperación de un régimen que, a falta de legitimidad, recurre a la fuerza bruta para imponer su voluntad.
Maduro, humillado en las urnas y repudiado por la comunidad internacional, en lugar de aceptar el veredicto popular y acordar una transición pacífica junto a Edmundo González, ha optado por intensificar la represión. La implementación de nuevos «planes antiterroristas», el uso de drones, la reforma de policías y el despliegue de fuerzas de contrainteligencia no son más que eufemismos para encubrir la realidad: Maduro ha convertido a Venezuela en un estado policial.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, ha sido claro en su llamado: ya basta de declaraciones y comunicados. El mundo debe actuar, o enfrentarse a la posibilidad de que lo que ocurre en Venezuela se replique en otros países. Este es un grito de advertencia que no puede ser ignorado.
La comunidad internacional ha fallado en detener a Ortega en Nicaragua, y el costo de esa omisión se cuenta en vidas y en la demolición de la democracia. No podemos permitir que la misma historia se repita en Venezuela. El régimen de Maduro está herido, acorralado por su propio fracaso. Pero si el mundo “pasa la página”, como algunos sugieren, los costos serán incalculables.
La represión no puede ser el legado de una Venezuela que lucha por su libertad. Es momento de que el mundo actúe y frene esta cadena de atrocidades antes de que sea demasiado tarde.
Victor Julio Escalona
Editor.