Vierne5./ Política:
Los líderes latinoamericanos descartan la «servilleta» de Maduro como base para el diálogo, exigiendo transparencia y respeto por los derechos humanos en Venezuela
La última jugada del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, al intentar validar la cuestionada reelección de Nicolás Maduro a través de documentos poco claros y procedimientos opacos, ha encontrado una firme resistencia en la arena internacional. Específicamente, los presidentes de Colombia y Brasil, Gustavo Petro y Lula da Silva, han mostrado una postura inequívoca al desechar la autodenominada ‘servilleta’ de legitimidad que Maduro intentó extender a través del TSJ. Este gesto simbólico del régimen venezolano no ha hecho más que confirmar la desesperación y el aislamiento de Maduro ante líderes regionales que, hasta hace poco, parecían dispuestos a ofrecer un salvavidas político.
Petro y Lula, tras una larga travesía de aparente apoyo condicional al régimen de Maduro, han llegado a la conclusión inevitable: apoyar a Maduro es insostenible no solo políticamente, sino moralmente. El reciente comunicado conjunto de ambos líderes refleja una clara exigencia de transparencia y respeto por los principios democráticos, especialmente el respeto a los resultados electorales que Maduro y su administración han intentado ocultar. La demanda de «mostrar las actas» no es solo un llamado a la verdad electoral, sino un símbolo de la urgencia de restaurar la confianza en las instituciones de Venezuela.
Además, al mencionar las sanciones internacionales en su comunicado, Petro y Lula intentan navegar el delicado equilibrio de condenar la usurpación de poder sin cerrar completamente las puertas al diálogo. Sin embargo, su mención parece más un gesto diplomático que una verdadera solución al problema subyacente: un régimen que ha demostrado repetidamente su disposición a violar los derechos humanos y suprimir cualquier forma de disidencia.
Este distanciamiento de Petro y Lula del régimen de Maduro no solo es un golpe al poco apoyo internacional que le quedaba, sino que también refuerza la posición de la oposición venezolana liderada por figuras como María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. Con cada declaración internacional que pide cuentas claras y respeto por la voluntad popular, Maduro se encuentra más aislado y su régimen más cerca del colapso.
En resumen, la situación en Venezuela ha alcanzado un punto crítico. Mientras Maduro busca aferrarse al poder a cualquier costo, la comunidad internacional, bajo la creciente influencia de líderes pragmáticos en la región, comienza a cerrar filas en torno a la necesidad de una solución democrática y pacífica. El tiempo de las servilletas y las soluciones improvisadas ha terminado; ahora es el momento de demandar acciones concretas y respeto irrestricto por los derechos fundamentales de los venezolanos.
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