Vierne5./ Editorial
Mientras Venezuela clama por justicia electoral, el régimen se enreda en escándalos para desviar la atención
Desde la jornada electoral del 28 de julio, el régimen de Nicolás Maduro, junto a sus compinches Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, ha estado desplegando una serie de maniobras distractivas diseñadas para desorientar tanto a la nación como a la comunidad internacional.
Estas acciones, bautizadas coloquialmente como «potes de humo», buscan ocultar la incapacidad de Maduro para justificar una victoria electoral que muchos consideran fraudulenta.
A más de cincuenta días de unas elecciones marcadas por denuncias de irregularidades, el Consejo Nacional Electoral (CNE), sigue sin publicar los resultados detallados por mesa electoral. En lugar de claridad, el régimen ofrece circos mediáticos: complots imaginarios, acusaciones infundadas contra líderes opositores, como María Corina Machado y Edmundo González, y una persecución implacable a cualquier voz disidente.
Además, la estrategia del régimen incluye la creación de conflictos ficticios con líderes internacionales, intentando distraer la atención de sus propios fracasos. Recientes desencuentros con presidentes de la región, como Javier Milei, de Argentina, y Daniel Noboa, de Ecuador, son prueba de esta táctica desesperada.
El chantaje y la extorsión son las herramientas preferidas del régimen, utilizadas tanto a nivel nacional como internacional para silenciar y coaccionar a sus críticos. Buscan con esto que el mundo desvíe la mirada mientras continúan violando los derechos humanos y socavando los fundamentos democráticos de Venezuela.
Es crucial para la oposición y sus aliados internacionales mantener el enfoque en la verdadera batalla: la lucha por la legitimidad y la justicia electoral. Los venezolanos merecen transparencia y resultados verificables que reflejen fielmente su voluntad expresada en las urnas. La tarea no es solo resistir las distracciones del régimen, sino también fortalecer las alianzas globales que presionen a Maduro a rendir cuentas por sus acciones.
La resistencia venezolana debe seguir adelante, sin dejarse atrapar por las cortinas de humo que el régimen despliega para ocultar su ilegitimidad y su incapacidad para gobernar justamente. Los ojos del mundo están puestos en Venezuela, y ahora más que nunca, es vital sostener la presión para asegurar que la justicia y la democracia prevalezcan.
Victor Julio Escalona.
Editor.