Vierne5./ La Voz del Lector.
Delcy Rodríguez, en territorio de la UE, perpetra un delito en vivo y en directo mientras esbirros asedian otra sede diplomática
En un episodio que podría describirse como sacado de una novela de espías, pero con el deshonroso tinte de la realidad venezolana, se ha destapado uno de los escándalos más bochornosos en la historia reciente de las relaciones internacionales de Venezuela. Delcy Rodríguez, junto a su hermano y bajo la mirada complaciente de algunos funcionarios españoles, protagonizaron un acto que rebasa la ficción y entra en el terreno del crimen internacional.
El suceso ocurrido en la embajada de España en Caracas, que de jure es territorio de la Unión Europea, se transmitió en cadena nacional, dejando al descubierto no solo la osadía de los implicados sino también la fragilidad de la diplomacia en tiempos de crisis. Rodríguez, sancionada por la UE, se vio envuelta en actividades que, lejos de sumar a su causa, la sumieron en un mayor descrédito internacional.
Este acto, que se esperaba fuese un golpe de efecto contra la oposición y una manera de amedrentar a gobiernos extranjeros, particularmente al de España, se ha convertido en un bumerán político y judicial. El embajador español, Ramón Santos, cuya presencia en el lugar ha levantado severas críticas, parece haber subestimado la capacidad de resonancia y repudio que tales acciones podrían generar.
Paralelamente, mientras se cometían estas infracciones en la embajada española, los esbirros de Nicolás Maduro cercaban la embajada de Argentina en Caracas, en un claro intento de demostrar fuerza y provocar temor. Sin embargo, la comunidad internacional, lejos de amedrentarse, ha respondido con un repudio rotundo, exigiendo responsabilidades y clarificaciones tanto de los Rodríguez como de las autoridades españolas involucradas.
El intento de humillar a Edmundo González y vengarse del gobierno de Pedro Sánchez ha fallado estrepitosamente. Lo que pretendía ser una demostración de poder ha expuesto la desesperación y la bajeza moral de un régimen que no retrocede ante nada para mantenerse en el poder. Sin embargo, las imágenes de Delcy Rodríguez «actuando» dentro de la embajada no serán fáciles de borrar y, seguramente, tendrán consecuencias duraderas para todos los involucrados.
Jorge y Delcy Rodríguez, en su afán de ganar una batalla mediática y política, no solo no han conseguido su objetivo, sino que han dejado en evidencia su propia vulnerabilidad y la de su régimen. La comunidad internacional, ahora más alerta que nunca, observa y actúa. El desafío de Venezuela sigue siendo grande, pero incidentes como este solo fortalecen la resolución de quienes luchan por la democracia y la justicia.
Vierne5./ La Voz del Lector.