Vierne5./ Editorial.
Subtítulo: Ante amenazas y persecuciones, Edmundo González Urrutia se refugia en España, un movimiento doloroso pero necesario para salvaguardar la democracia venezolana
El exilio de Edmundo González Urrutia, el presidente electo de Venezuela, no es solo un capítulo trágico en la historia reciente de nuestro país; es también un testimonio de la descomunal presión y el peligro que enfrentan aquellos que desafían la tiranía de Nicolás Maduro.
Edmundo, que emergió de ser una figura temporal a convertirse en el estandarte de la victoria democrática en Venezuela, ha tenido que dejar su patria por motivos de seguridad, una decisión que habla volúmenes sobre el estado de represión en nuestro país.
Su victoria electoral, que deslumbró y sobrepasó todas las expectativas al derrotar contundentemente al dictador, no ha sido borrada por las tácticas intimidatorias del régimen; por el contrario, ha sido sellada en la memoria y en el corazón de cada venezolano que ansía cambio y justicia. El liderazgo y la valentía de Edmundo han sido pilares para nuestra lucha democrática, reforzados por el incansable esfuerzo de María Corina Machado y de todos los venezolanos que se levantaron en las urnas el 28-J.
Ahora, desde España, Edmundo continuará su labor, aunque lejos físicamente, su espíritu y su compromiso con Venezuela permanecen incólumes. Esta situación, lejos de ser un retiro, es un refugio temporal necesario para su seguridad y un acto estratégico para preservar su capacidad de liderar y influir en los acontecimientos venideros.
Los detalles de la negociación que facilitó su salida segura del país aún están por revelarse. Esperamos con ansias las declaraciones de Edmundo, de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), y de María Corina, cuya honestidad ha sido faro en tiempos oscuros. Nos preguntamos cuál será el siguiente paso en esta lucha que, aunque marcada por el exilio, no cesa en su empeño por reconquistar la libertad de Venezuela.
Maduro, por su parte, continúa demostrando su despotismo al asediar la embajada argentina, desafiando no solo a Brasil sino a la comunidad internacional. Este acto solo refuerza la imagen de un régimen aislado y desesperado por mantenerse en el poder a cualquier costo.
El exilio de Edmundo no es una derrota, sino un recordatorio de los sacrificios necesarios en el camino hacia una Venezuela libre. Es una pausa estratégica en una lucha que está lejos de terminar. Nos queda la esperanza, la unidad, y una visión clara del futuro que queremos construir. A la espera de las palabras de Lula y de otros líderes internacionales, reafirmamos nuestro compromiso: seguir luchando hasta que la democracia, la justicia y la paz sean restauradas en nuestra amada Venezuela.
Victor Julio Escalona
Editor./