Vierne5 / Con cuatro aspirantes y en segunda vuelta, España se dispone este domingo a elegir nuevo presidente de gobierno, con Pedro Sánchez dispuesto a la reelección.
Los cuatro candidatos a la presidencia española, el socialista Pedro Sánchez, el conservador Alberto Núñez Feijóo, el ultraderechista Santiago Abascal y la izquierdista Yolanda Díaz, son los grandes protagonistas de unos atípicos comicios cuyas encuestas no arrojan un claro ganador que les obligarán, sean cuales sean los resultados, a entenderse.
Son cuatro líderes con cuatro personalidades y propuestas muy diferentes, que se presentan estos días a los ciudadanos al tiempo que continúan su lucha por los votos.
Pedro Sánchez, jefe de gobierno, se presenta como el continuista, defendiendo su gestión al frente del gobierno en los últimos cinco años y aunque pocas encuestas le otorgan una victoria visible, su fama de superviviente le precede para conservar la esperanza.
Sánchez es un economista que quiso ser baloncestista, y que es conocido por resurgir dentro del PSOE después de que varios históricos pidieran su dimisión en 2016, para apenas dos años después convertirse en el primer presidente español gracias a una moción de censura.
Feijóo, por su parte, es el candidato que tardó en llegar, pero llegó. Tras los fracasos de sus antecesores populares en varios comicios, en 2022 el presidente de la Xunta (Gobierno regional de Galicia), dio finalmente el paso que venían pidiéndole otros líderes del partido y se lanzó hacia La Moncloa.
Licenciado en derecho, Feijóo abandonó su sueño de ser juez y opositó al cuerpo superior de funcionarios de Galicia. Es un conservador que encabeza prácticamente todas las encuestas en su partido. Se reivindica moderado e incluso aburrido, alguien que «no es perfecto», pero sí «normal».
Díaz, por su parte, se convirtió en la gran revelación de la izquierda en los últimos meses y el adelanto electoral decidido por Sánchez le tomó en mitad de la conformación de la plataforma Sumar, que aglutina a quince formaciones territoriales y nacionales.
La actual ministra y vicepresidenta segunda llegó al Congreso de los Diputados de la mano del ex dirigente de Podemos Pablo Iglesias, quien la propuso como ministra de Trabajo, desde donde Díaz dio el salto y propuso una plataforma transversal en la que cupieran todas las formaciones a la izquierda del PSOE.
Abascal, de su lado, lidera la formación de ultraderecha Vox. Fue ganando peso en los últimos años con un duro discurso y una puesta en escena siempre confrontadora, en la que múltiples veces criticó «a la derechita cobarde» del Partido Popular, formación a la que perteneció hasta 2013.
Vasco de origen, repite su candidatura a La Moncloa, a donde siempre quiso llegar (algo que no oculta) con un discurso aferrado en la dureza de las formas y de las propuestas, que acaparan críticas de la izquierda y de los colectivos feministas, LGBT y de extranjeros.
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