Vierne5: Entre desesperación y desprecio: el régimen muestra su verdadera cara en la recta final hacia el 28
El panorama político en Venezuela se torna cada vez más tenso y revelador a medida que nos acercamos al 28 de julio, fecha en que se decidirá el futuro del país en las urnas.
La conducta reciente del régimen de Nicolás Maduro no solo refleja un estado de desesperación palpable, sino que también subraya una estrategia de campaña profundamente errática y desconectada de las necesidades y el sentir popular.
En una serie de eventos y declaraciones que más bien parecen sacados de una farsa mal montada que de una campaña electoral seria, Maduro ha dejado claro que el respeto a los resultados electorales es, para él y su entorno, una mera ilusión. El mensaje es alarmante y claro: no tiene intención de ceder el poder, aun cuando la voluntad popular dicte lo contrario. Este rechazo hacia la democracia y los derechos fundamentales del pueblo venezolano, es un insulto directo a cada ciudadano que aspira a un cambio verdadero.
La ironía se manifiesta en su retórica hacia los sectores más vulnerables, como los adultos mayores, a quienes simultáneamente pretende defender mientras lanza ataques despiadados contra Edmundo González, tildándolo de «viejo decrépito». Este ataque no solo refleja una falta de respeto hacia la dignidad inherente de la vejez, sino que también revela una profunda inseguridad y miedo ante la figura de González, quien ha demostrado ser un contendiente formidable, respetuoso y respetado.
Además, el uso indebido de recursos estatales para beneficio personal y partidista, como los ataques coordinados desde plataformas controladas por el gobierno, ponen en evidencia la utilización del aparato estatal como herramienta de coacción y propaganda. La visita del dictador cubano Díaz-Canel, utilizando aviones de Conviasa reservados para la élite gobernante mientras el pueblo sufre las consecuencias de una gestión desastrosa, es solo un ejemplo más de este abuso de poder.
Ante este escenario, Edmundo González ofrece una visión refrescante y necesaria: un país libre de insultos y divisiones, un gobierno que realmente respete y valore la sabiduría y la experiencia de todos sus ciudadanos, especialmente los mayores. Su promesa no es solo un cambio de administración, sino un profundo cambio cultural y político hacia la institucionalidad y el desarrollo, pilares que sostendrán el renacimiento de Venezuela.
A medida que el día decisivo se acerca, es crucial que los venezolanos permanezcan alerta y comprometidos. La historia está en sus manos, y cada voto será un paso hacia la recuperación de su democracia. El régimen puede intentar torcer la voluntad popular, pero la determinación de un pueblo unido y consciente de sus derechos es la fuerza más poderosa que existe.
Vierne5/.
