Vierne5. / La Voz Del Lector.
Donald Trump se alza con una victoria indiscutible en las urnas y reafirma el valor de la democracia frente a la tiranía.
La contundente victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses ha sido una hazaña política que, a pesar de las predicciones de empate y forcejeo interminable, se aclaró el mismo martes, para el bien de la democracia. Con este triunfo, Trump no solo aseguró la presidencia, sino que también logró conquistar el voto popular, el Senado y el control republicano en la Cámara de Representantes, consolidando una victoria abrumadora que deja poco espacio para la duda.
Este triunfo le otorga un respaldo y una responsabilidad de magnitud, ya que millones de votantes han depositado en él sus expectativas de cambio. Ahora, como presidente electo, Trump tiene el reto de responder a las demandas y promesas que sellaron su victoria. Los ojos están sobre él, y el compromiso con quienes votaron a su favor es tan grande como la misma victoria que ha conseguido.
La Dignidad de Aceptar la Derrota: Un Acto de Democracia
Por su parte, la vicepresidenta Kamala Harris demostró que la democracia también vive en los actos de quienes pierden, al llamar a Trump para reconocerlo como presidente electo. En su discurso de aceptación de la derrota, Harris afirmó con claridad: “Aceptar la derrota es lo que se hace cuando se pierde una elección en democracia. No hacerlo sería tiranía.” Esta declaración, honesta y digna, no puede evitar recordarnos lo que debió haber ocurrido en Venezuela el 28 de julio.
En el contexto venezolano, un paralelo salta a la vista. La victoria de Edmundo González Urrutia, que fue descomunal y clara, nunca se reconoció. En lugar de democracia, Venezuela presenció la imposición de una tiranía que, lejos de respetar la voluntad popular, optó por silenciar el resultado. La derrota no fue aceptada, y lo que debió ser una celebración de democracia, se transformó en otra muestra del poder opresor.
Maduro y su Presunto “Diálogo” con Trump
Es imposible ignorar las recientes noticias y titulares que sugieren que Nicolás Maduro ahora estaría pidiendo un diálogo con Trump. Tras la aplastante victoria de Trump, Maduro parece despertar a la necesidad de dialogar con Estados Unidos, buscando entenderse con el nuevo presidente que, como lo ha mostrado antes, no tiene intenciones de ignorar el panorama en Venezuela.
Resulta irónico, y hasta cínico, que Maduro, quien se ha aferrado al poder en Venezuela pasando por encima de la voluntad popular, ahora quiera “entenderse” con el presidente de una de las democracias más grandes del mundo. Pero como bien lo ha demostrado la democracia estadounidense, la fuerza de la legitimidad reside en la voluntad popular, y Trump tiene en sus manos una oportunidad y un compromiso que podrían cambiar el rumbo de su país y tener un eco en aquellos rincones del mundo que, como Venezuela, aún claman por el respeto de sus derechos y su voz.
Este es un momento para reafirmar el valor de la democracia y el compromiso de los líderes con sus ciudadanos. Así como Harris dio una lección de dignidad al reconocer la derrota, el mundo observa, con la esperanza de que Venezuela, algún día, pueda vivir una victoria democrática auténtica y respetada.
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