Vierne5 / Editorial:
«Vigilancia y Acción: Preparándonos para Confrontar las Maniobras del Autoritarismo»

En mis editoriales anteriores, he señalado solo algunos de los síntomas de los gobiernos comunistas como el de Venezuela. Sin embargo, hay muchos otros que seguiré exponiendo para que comprendamos la importancia de estar alertas y mantener los ojos bien abiertos, ya que estas tácticas se adaptan a la idiosincrasia de cada país.
El comunismo tiene un modo de operar que lo ha hecho persistente en distintas latitudes, pese a su fracaso histórico y las consecuencias devastadoras que deja tras su paso. El núcleo de su estrategia es la subversión progresiva de las instituciones, utilizando el lenguaje de la justicia social como disfraz para concentrar el poder. En Venezuela, el régimen comenzó infiltrando y controlando las instituciones educativas, la judicatura y las fuerzas armadas, hasta convertirlas en instrumentos de propaganda y represión.
El discurso ideológico ha sido el primer paso: presentan al «imperialismo» y al «capitalismo salvaje» como culpables de todos los males, usando un enemigo externo para distraer de los problemas internos. Pero es una distracción peligrosa, que enmascara la verdadera causa del sufrimiento: un gobierno empeñado en suprimir la libertad, controlar la economía y perpetuarse a sí mismo.
Otro síntoma es la sistemática eliminación de la oposición. Los disidentes se enfrentan a la difamación, la persecución y, en casos extremos, al encarcelamiento o incluso la desaparición. El aparato estatal y los medios de comunicación han sido transformados en un arma contra cualquier forma de disidencia, mientras que la propaganda pinta al régimen como un defensor heroico del pueblo.
Además, el control de la economía es otra táctica fundamental. Bajo la premisa de «redistribución justa», expropian empresas, establecen controles que sofocan el comercio y crean monopolios estatales ineficientes, todo mientras una élite privilegiada se enriquece. Al final, la clase media es destruida, los empresarios independientes se ven arruinados y los trabajadores pierden sus empleos, condenando a la nación a la pobreza.
Es esencial que cada venezolano se mantenga informado y comparta estos análisis con sus compatriotas. El desafío no es menor, pero una ciudadanía consciente puede ser el arma más poderosa contra este sistema. El comunismo se adapta a las particularidades de cada nación, muta y evoluciona para engañar a los incautos, pero no debemos caer en su trampa. Es hora de mantenerse vigilantes y defender la libertad, la justicia y el derecho a vivir en un país donde cada individuo pueda forjar su propio destino.
Victor Julio Escalona
Editor