El cuerpo y la mente están irrevocablemente conectados. Mientras mejor nos sintamos físicamente, mejor funcionará nuestra mente, y cuanto más nutramos nuestro cerebro, mejor funcionará nuestro cuerpo. La ciencia no hace más que confirmar, estudio tras estudio, que esta relación entre pensamientos y emociones y fisiología existe, y es tan fácil identificarla como reconocer las señales: beber si tenemos sed o dormir cuando estamos cansados.
El cerebro es un músculo que necesita energía, concretamente consume más del 20% del total de todo nuestro organismo, por eso hay que nutrirlo como se merece, con alimentos ricos en grasas, proteínas naturales, y vitaminas esenciales. Uno de ellos es el chocolate (eso sí, sin aditivos ni azúcares y con al menos un 70% de cacao).
Otra gran aliada puede ser la avena, rica en vitamina B1 que actúa como reductora del nerviosismo y combate la fatiga intelectual; el huevo, una proteína natural que ayuda a una correcta neurotransmisión de las señales y por tanto puede prevenir la degeneración de esta red; o los frutos secos como las nueces o las almendras, cargados de vitaminas como la vitamina E, que mejoran el rendimiento intelectual. ¿Y qué decir del plátano, el portador del potasio por excelencia? Este elemento ayuda a disminuir la presión sanguínea y mejora la circulación del sistema nervioso, con lo que incide directamente en la protección del cerebro y en la mejora de las capacidades cognitivas.